Un genio de la basura. Exploremos él detrás de Elon Musk

Un genio de la basura

En esta exploración, publicada originalmente por la revista estadounidense The Drift, el escritor y poeta australiano Oscar Schwartz apunta a Elon Musk… sino a su biógrafo. ¿Extraña idea? ¡Al contrario! Porque, en realidad, todo Silicon Valley y su procesión de entusiastas de la tecnología están en el banquillo de los acusados.

Si algún libro ha causado revuelo, es este. El pasado mes de septiembre se publicó la biografía de Elon Musk, modestamente titulada… Elon Musk. Firmada por el periodista estadounidense Walter Isaacson, ha sido noticia en todo el mundo, incluso en casa, tan fascinante y desafiante es su excéntrico protagonista.

Para escribirlo, Walter Isaacson pasó dos años y cientos de horas en contacto con Elon Musk. En casi 700 páginas (para su versión francesa, publicada por Fayard), relata la vida del «genio» que llamó a sus hijos Techno Mechanicus o X, sueña con enviar a la humanidad a Marte y nuestros cerebros a Internet.

El biógrafo de los genios

Pero no todo el mundo comparte esta fascinación. Si hay uno que el jefe de Tesla y SpaceX no está empacando, es Oscar Schwartz. Autor y poeta australiano en su tiempo libre, acaba de escribir un largo y vitriólico ensayo en la excelente revista literaria norteamericana The Drift, que a su vez publicamos en francés.

Desde Melbourne, donde vive, después de vivir durante años en Nueva York, Oscar Schwartz decidió atacar, no a Elon Musk, sino a su biógrafo. «Decidimos que lo mejor sería tratar de entender la biografía de Musk, y sus deficiencias, en el contexto más amplio del proyecto biográfico de Isaacson», dijo.

¿Crees que es una idea extraña? Al contrario, ¡excelente! Porque Walter Isaacson no es cualquiera en Estados Unidos.

Un hombre molesto

Imagínense una mezcla de Stéphane Bern y Jacques Attali, un graduado de Harvard, cercano a los círculos de poder, vagamente social-liberal, eminente y elocuente, que reinó durante 15 años sobre el prestigioso Instituto Aspen, donde se celebran seminarios para líderes de opinión en una estación de esquí de lujo en Colorado, una especie de Davos en las Montañas Rocosas.

Añádase un detalle a este ya molesto retrato: el hombre se ha especializado en producir largas e inspiradoras biografías de los genios de la humanidad, que se arrancan como hostias de la misa. Benjamin Franklin, Einstein, Steve Jobs, Leonardo da Vinci… y ahora Elon Musk.

Hay mucho que mirar, y esta exploración, apodada «Un genio de la basura», lo hace con talento y agresividad. ¿Quién es el «genio de la mierda» del que se burlan en este título deliberadamente ambiguo? ¿Elon Musk o su biógrafo? Depende de ti decidirte. Pero no importa, porque el verdadero objetivo está en otra parte.

Hacia un mundo cyberpunk

Básicamente, ¿qué opinas de este ensayo, un formato demasiado raro en nuestras latitudes? – nos habla de un tema que va mucho más allá de Musk y compañía. Lo que Oscar Schwartz subraya al burlarse de la «basura» de Silicon Valley, a través de quienes la venden y se entregan a ella, es un cambio de época.

Atrás quedaron los días en que Estados Unidos veía la tecnología como una fuerza para la emancipación y se proyectaba hacia un futuro emocionante sin demasiados motivos ocultos. El tecnooptimismo resiste, pero ya no es dominante. La gente puede ver, y no por ello menos informada, que su mundo parece una distopía ciberpunk en ciernes: corporaciones, desigualdad, vigilancia, la ley del más apto…

Un ojo puesto en Estados Unidos

Recientemente anunciamos el lanzamiento de una serie abierta sobre IA: «AI, el gran crash». No es una ofensa para su autora, la bloguera suizo-estadounidense Emily Turrettini, colocarla del lado de los tecnófilos. Esta nueva Exploración tiene la intención de reequilibrar el equilibrio cósmico.

Cualesquiera que sean nuestras sensibilidades sobre estas cuestiones, creo que nos interesa seguir de cerca el debate intelectual estadounidense sobre estos temas. No por un atlantismo frenético, sino porque es claramente en Estados Unidos, entre Washington y San Francisco, donde está en juego nuestro futuro tecnológico. En otras palabras, nuestro futuro.

Yvan Pandelé

5/5 - (1 voto)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *